15 de septiembre de 2011

SACÓ LA QUINIELA

>> Frías los trajo para ser campeón y en la final, el “Tanque” la empujó de cabeza y el “Bocha” los atajó en la famosa loteria de los penales. Juventud campeón y el presidente del Rojo que acertó con estos dos saenzpeñenses que dieron la vuelta en Charata luego de un trabajo directivo a pulmón de 3 o 4 años de lucha sin cesar.

Lo deslumbraron cuando vinieron para acá jugando en Comercio de Santa Sylvina y San Lorenzo de Saenz Peña. En el caso de Luis Barrientos, Carlos Frías había dado a conocer que le gustaría tener al goleador en su equipo, al que elogio mucho cuando lo vio jugar. Por su parte, Barrientos devolvió gentilezas y declaro en su momento que Frías es su amigo y que tenia muchas ganas de venir a jugar a Juventud Unida. Después de unos meses, finalmente Barrientos llego al Rojo e hizo lo que mejor sabe hacer, goles. Y que me decís del gol de la final. Juventud estaba muerto, 1 a 0 abajo faltando cinco minutos para que termine el partido y volvía a quedarse con las manos vacías. Pero el Tanque goleador, ese gladiador del gol que empujo y lucha hasta con la marca doblada apareció en todo su esplendor y después de 4 cabezazos en el área la empujo también de cabeza y el Rojo siguió con vida  rumbo al alargue.
Luego vinieron Miguel Caro y sus manos de oro. El “Bocha”, que no había tenido un gran campeonato, incluso reconocido por el mismo aludiendo a que no estaba en su nivel, parece que se acordó del arquero que fue hasta hace unos meses y que todos supimos ver acá en Charata. Sus manos hicieron memoria a la hora de los penales y a Gambarte a la izquierda y a Alexis Ríos a la derecha, se tiró para liquidar la serie desde los doce pasos y servirle en bandeja a Cesar Kopp el penal del campeonato.
Los refuerzos de este año de Juventud fueron Cesar Kopp, Franco Chávez, Oscar Díaz Guerrero, Roberto Esquivel, Agustín Aleksandroff, Luis Barrientos y Miguel Caro. Pero estos dos últimos fueron los que aparecieron en el momento justo, cuando la pelota quemaba; pero se valieron de su amor propio y de la experiencia de tantas batallas sobre sus espaldas y así se metieron a la Marea Roja en el bolsillo, consagrando a toda una Comisión Directiva que lucho durante 3 o 4 años para salir campeones, a una hinchada que no daba la vuelta hace 9 años y convirtiéndose en verdaderos profetas en tierras charatenses. 

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